viernes, 17 de julio de 2009


La perfección no existe pero si la implacable rigidez de nuestras leyes

miércoles, 15 de julio de 2009

El noble arte de lucubrar


Si hay algo que me guste más que chuparme el dedo pulgar, (manía que arrastro desde la infancia) eso es poder hablar de todo aquello que me dé la gana con total impunidad. No hay nada mejor en este mundo que poner a caer de un burro a alguien o opinar sobre lo que hacen los demás y lo bueno es que ni si quiera necesitas saber absolutamente nada de aquello de lo que hablas, simplemente alegando opinión personal evitas cualquier tipo de réplica al comentario en cuestión.
En cuantas ocasiones habré oído a la vecina del quinto quejarse de las cortinas que ha puesto la del cuarto en el salón, que para su opinión afean por completo la estética del edificio visto desde la calle, o a mi compañero del trabajo soltando perlitas en forma de envidia cuando habla de las llantas de 18` que le ha puesto el jefe a su Audi nuevo.
Cualquier tema es bueno siempre que no hablemos de mi vida privada ya que no le permito a nadie que hable o haga conjeturas sobre mis intimidades.
Las televisiones les dedican toda su programación en horario infantil a hablar de los demás sin ton ni son, es decir, nos educan sin querer para ser unos perfectos criticones y nosotros nos pasamos el resto de la vida perfeccionándonos en lo que nos han enseñado desde pequeños ya que es lo que mejor sabemos hacer.
Los diarios nos transmiten criticas todos los días en forma de “opiniones” pero solo un cinco por ciento de los comentarios publicados en estos medios de comunicación nos ofrecen una alternativa a cualquier desacuerdo expuesto mientras los profesionales del medio se permiten el lujo de hacer periodismo de autor.
Todos los medios de comunicación toman partido en alguna causa, ¡ Incluso los deportivos!, independientemente del medio que sea, radio (cope), televisión (tv1), prensa (la razón) ,etc.
Es posible que si nos enseñaran el mundo tal y como es, nosotros, los ciudadanos de a pie, esos maleables seres que recorren las ciudades y los pueblos de esta plus ultra nación, tuviéramos algo interesante que decir en lugar de dedicar toda nuestra energía en reclamar una farola para la plaza mayor o dos papeleras mas de camino al trabajo.

lunes, 13 de julio de 2009

Al carajo!!!


Las cosas cambian y con ellas lo hacemos también nosotros, vivimos en un país acostumbrado al constante cambio lo que nos convierte en auténticos camaleones sociales, esto nos permite tener siempre la cabeza fuera del agua independientemente de cual sea el estado de la marea y al mismo tiempo tener una doble vara de medir dependiendo de por donde sople el viento.
La capacidad de cambio es una peligrosa arma de doble filo, capaz de convertir al ciudadano en un espectacular todoterreno, amoldándose a todo tipo de circunstancias, pero por otro lado crea una incertidumbre constante que nos trasforma en autenticas marionetas insensibles al estímulo propio y sin iniciativa, es decir, que se nos gana con palabrería barata o con el mero hecho de salir en la tele, con una sonrisa y un traje de Armani.
Ahora somos especialistas en terminología ambigua, asumimos con total normalidad y sin rubor alguno que nos traten de idiotas porque con la rapidez de un galgo nos reciclamos en busca de una alternativa, sin inmutarnos lo más mínimo, simplemente lo hacemos porque ya lo hemos hecho otras veces y así nos han dicho que se haga.
Hemos pasado de ser un país bananero de la Europa occidental a sugerir nuestra participación en las cumbres de más alto nivel y con total normalidad nos hemos dicho los unos a los otros que lo merecíamos y una vez más nos hemos amoldado al cambio y nos convertimos en verdaderos europeos, hemos pasado de estar a primer nivel mundial a sumirnos en la peor crisis de la historia y no hay ningún problema, nos vamos a la puta calle sin rechistar porque así lo precisa nuestro gobierno y nosotros asumimos los cambios.
Una vez mas ser gilipollas es genial porque se nos gana con palabras difusas como pactos, medidas, reuniones, actuaciones, soluciones, negociaciones, alternativas, etc. ¿Qué pasara el día que alguien se plante y exija verdad en lugar de palabras a medias? Ese día nos iremos todos al carajo porque la verdad será un cambio demasiado drástico.

Segundas oportunidades


Cuando era pequeño, por ahí por los 70, mis padres y la sociedad de la época me dieron, queriendo o sin querer, una educación basada en valores tradicionales con un marcado carácter familiar y una ética universal que se encargaría de mantener mi conciencia siempre a salvo de cualquier tentación.
Estas sólidas y recias enseñanzas guían todavía mis pasos cuando la disyuntiva me aborda y he de tomar una decisión, pero la vida evoluciona y la educación cambia y las situaciones cotidianas son muy diferentes a las que yo estaba acostumbrado y para las que había sido preparado.
En mis tiempos cuando alguien tomaba una decisión, aunque fuera la errónea, simplemente se levantaba la cabeza y se asumían las consecuencias, con total dignidad, sabiendo que el aprendizaje estaba asegurado. Si por el contrario la decisión o la acción era la correcta, uno se sentía orgulloso de si mismo y al mirarse al espejo la cara representaba el alma, un alma limpia y deslumbrante.
Una vez le he oído a alguien citar algo que me llamó la atención sobremanera y decía asi: -evolucionar o morir. En ese momento no le encontré demasiada lógica a tal afirmación, pues pensé que cada individuo es libre de escoger el tren que más se adapte a sus necesidades, pero ahora todo es diferente.
Las mentalidades ya no son las mismas y tendemos a equiparar evolución con innovación, materializando una palabra tan bella y tan absolutamente importante y relevante para el ser humano como la mismísima evolución.
Los cambios se introducen casi sin darnos cuenta y sin saber como ahora nos encontramos en la era de las segundas oportunidades.