jueves, 30 de abril de 2009


Un buen mecanismo para evitar situaciones insostenibles es el sano ejercicio de introspección pero es posible que si miramos hacia nosotros mismos no nos guste lo que veremos y eso es la realidad de alguien que se apoya en la vida de los demás para llenar de alicientes la suya propia, un hobby a tiempo puede evitar muchas desgracias.

martes, 28 de abril de 2009

Un filósofo de sillón en domingo de resaca

Es estupendo ver como sin querer este mundo sigue su curso sin la necesidad de una aportación individual imprescindible en forma de mi. Me llena de tranquilidad saber que aunque yo no este aquí para verlo, todo seguirá funcionando mas o menos de la misma manera y algo así debe de pensar el creador de Windows o el del gotelé, reconociendo que solo son una imagen de algo que han creado y que les superara en nombre y les sobrevivirán en el tiempo porque la vida sigue su curso sin esperar a que los viajeros se suban al tren y por encima de cualquier rezagado corriendo con los billetes en la mano.
Es muy importante ser consciente de nuestro lugar en el universo y no convertir nuestras propias negligencias o nuestros errores en una conspiración a nivel mundial para que a mi me vaya mal y fracase en todas mis empresas.
Es incomprensible ver y sentir como sin querer nos dejamos contagiar por un vano y engañoso sentimiento de superioridad ante los demás seres que nos rodean y sentir que solo yo tengo la razón total e infinita, mientras el resto solo dan palos de ciego en el multitudinario desierto del desconocimiento, celebrando entre iguales el día mundial de la ignorancia.
Pensábamos que habíamos superando por ahí por el siglo XII los males de un pensamiento egocéntrico que no nos llevaba a ninguna parte y limitaba nuestra visión de la vida evitando nuestra evolución, pero la teoría cíclica de la vida nos ha devuelto una vez mas al mismo sitio y de nuevo culpamos de nuestros males a devenir divino de los acontecimientos, derivando nuestra responsabilidades en becerros de oro con forma de objetos inertes dotándolos de vida y maldad. El mal uso de conocimientos a medias nos lleva una vez más a culpar a los vehículos de las muertes en carretera o a los mercados de nuestro mal estado económico cuando en realidad los coches los conducimos nosotros y en nuestra mano esta no hacer uso de la manada de caballos que se encuentran bajo el capó o en ser conscientes de nuestras limitaciones y no pedir hipotecas y préstamos a diestro y siniestro para poder irnos de vacaciones a Petra como unos principitos cualquiera mientras el resto del año nos acordamos de la madre de aquel que sube los tipos de interés para que cada día nos ahoguemos un poco mas entre sumas y números a medias que no hacen sino decirnos a gritos que no podemos vivir en un dúplex en pleno centro.
Como un buen pensador que soy y medio filosofo de sofá los domingos por la tarde busco en balde una solución para este mundo que mejore el sistema actual que tan solo nos ha llevado unos dos mil años y pico en aprender y dar un golpe de efecto que me envíe a la velocidad de la luz a los libros de texto del próximo sistema educativo pero me pierdo en criticas más importantes y empresas más gratificantes como denunciar el precio del barril de crudo o el sistema bancario actual o el penalti en el último minuto que hizo perder el partido al equipo que yo mas quiero y que algún día subirá de primera regional para ser la revelación del año en segunda b.
Y sin más la vida sigue su curso y mi futuro se ve claro como el anticiclón de las azores, seguiré como siempre culpando a los bancarios por concederme créditos que jamás podre pagar, a la televisión por venderme un nivel de vida que no me puedo permitir y a mis congéneres por animarme en mis proyectos estúpidos que no me llevaran nunca a ningún lado pero que servirán para su regocijo como para mi satisfacción personal sirven los fracasos de los demás.

viernes, 17 de abril de 2009

El sentido de la vida

Durante siglos el hombre no ha cesado en su intento de descubrir el sentido de la vida, la finalidad de toda una vida de emociones, de sentimientos encontrados, de locuras y pasividad, de inquietudes y desidias.
Las religiones han sido durante años una balsa en el medio de un océano de incertidumbres, tan solo hay que creer. Cualquiera de las religiones sobre la faz de la tierra nos promete el oro y el moro a cambio de nuestra alma en vida, toda una vida de dedicación a sus creencias para al fin lograr el acceso a la tierra prometida, el paraíso o cielo, el harén o la salvación, singularmente todas y cada una de las religiones basan su poder en algo intangible, una vida más allá de esta donde se nos recompensarán las penurias de la actual. Da igual si el futuro nos depara el descanso eterno en una linda casita a la vera de la playa junto a San Pedro y San Lucas o por el contrario nos depara una reencarnación en vaca en el mismo centro de Nueva Delhi, el funcionamiento es el mismo basado siempre en el sufrimiento del creyente.
La vida era mucho más sencillo cuando en este mundo reinaba por completo el desconocimiento, ningún ciudadano de a pie ponía en duda la palabra de su gurú espiritual lo que posibilitaba unos planteamientos mucho más directos y facilones, te podías permitir el lujo de ser un autentico cabrón durante toda tu vida porque a última hora y con la muerte en los talones recurrías a la compra de indulgencias que en 1500 la iglesia católica concedía a cambio de una generosa aportación económica, redimiendo así todos tus pecados. Hoy por hoy debes asistir todos los domingos a la iglesia y hacer un montón de cosas más para conseguir lo que antes se lograba con un simple cheque.
Esta sociedad carece de una base firme de conocimientos espirituales y culto a la propia persona y sus raciocinios, uno ya no sabe si creer a los científicos que aseguran que la vida del planeta, y con él la nuestra, cuenta con fecha de caducidad o continuar con las religiones que nos aseguran un futuro incierto en un lugar incierto.
Yo personalmente creo en un ser superior, no sé si será Rajoy o Zapatero, pero creo firmemente en la religión del desconocimiento, donde todos debemos saber lo justo para llegar a nuestro puesto de trabajo sin perdernos por el camino y ejercer nuestra labor como lo hacen el resto de nuestros conciudadanos, levantando las economías de otros seres superiores que yo llamaría profetas, para que así el circulo que marca nuestra existencia por fin se cierre y todos podamos ser felices al fin sin tener que esperar a promesas paradisíacas.
Las mayores religiones del mundo durante toda su existencia se han basado en el desconocimiento del pueblo para avasallar y decidir reglas de comportamiento que los situara donde a ellos les convenía, ahora somos por media igual de inteligentes que en año 700 pero con conocimientos diferentes y un pelín más globales lo que nos sitúa en pleno punto de mira de una nueva religión, la economía, que terminara de una vez por todas con el resto de religiones, haciendo de este planeta un lugar más global si es posible. Si todos nos regimos por los mismos principios el entendimiento está asegurado y la rivalidad será nuestra recompensa.
Contamos con una libertad que jamás podrían haber imaginado nuestros ancestros, podemos decir casi de todo y hacer casi de todo, en nosotros está siempre la última palabra pero carecemos de conocimientos y determinación lo que hace imprescindible someternos a un ente que nos domine y complete nuestra existencia dándole un significado al fin, porque la vida de experiencias apasionantes, recuerdos imborrables, satisfacciones y sufrimientos aun no es suficiente para dar sentido a nuestras vidas.