lunes, 26 de abril de 2010

Rezumes


Aunque trate de engañarme casi todos los días he de reconocer que en algún momento de mi vida he dejado entrar una de esas coletillas .exe que me está mangoneando el sistema operativo, uno de esos inocentes virus que no estropea pero si hace acto de presencia cada vez que me despierto, produciendo una leve pero constante sensación de nostalgia, que se agudiza cuando hablo conmigo mismo.
Cada día tomo decisiones más o menos importantes y decisivas pero todas ellas me llevan a alguna parte y sin querer cada una de esas veces que me equivoco me viene a la cabeza el padre José, un cura del colegio donde estudié que tenía una peculiar manera de fijar conceptos a base pruebas de flexibilidad de patillas y capones en busca de una respuesta neuronal que no acababa de llegar.
Ese curioso sistema educativo que tan solo se utilizaba en contadas ocasiones, solo cuando teníamos clase con él, me ensañaba que ciertas decisiones y actitudes conllevaban alguna consecuencia desagradable, pero en algunas ocasiones he caminado a sabiendas con los cordones desatados y la intrépida acción ha terminado en hostia de morros contra el suelo y no por ello soy masoca, simplemente son etapas en la educación de una persona que hay que pasar y no por ello te conviertes en un infeliz ni en un desgraciado.
Pero la fijación de conceptos no se limitaba al colegio, también en casa me han fijado más de un concepto y curiosamente casi todos los conservo con cariño y algunos aun le producen una maléfica sonrisa al traste que llevo dentro. Curiosamente me atrevería a decir que el método tuvo un 90% de efectividad y un simple efecto secundario en forma de parpadeo involuntario de mi ojo izquierdo, pero creo que ha valido la pena, ahora yo sé cuales son mis límites y Aznar no.
Hoy en día la educación ha cambiado mucho, ahora son los niños los que deciden que quieren aprender y que no, ellos tienen el poder, una sobre-protección que les fija para el resto de sus días el concepto de intocables y con los años, cuando las leyes ya no les sean tan favorables, tendrán que aprender hincando las rodillas en el suelo que la vida no se amolda a las necesidades de cada uno, las vidas hechas a medida no existen y las frustraciones llegaran de la mano de la puta vida real.
Me siento orgullo de ese rezume a nostalgia que me sale por los poros y que cada mañana me recuerda que conceptos a parte, me siento orgulloso de todo aquello que no me ha convertido en lo que ahora mismo no soy.

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